Los 6 retos de Pedro Sánchez para alcanzar La Moncloa
Jul 10
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) está viviendo uno de sus momentos más críticos desde que fuera fundado en 1879. Desde el año 2008 que surgió la crisis económica y financiera y el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero no la supo afrontar con una respuesta convincente desde postulados socialdemócratas –sufriendo un grave problema de credibilidad-, la tendencia a la pérdida de escaños e influencia política y social es continua. Alfredo Pérez Rubalcaba obtuvo en las elecciones de 2011 el peor resultado del PSOE desde la restauración de la democracia, dando paso como secretario general a Pedro Sánchez en 2014, quien rebajó dichas cifras en las elecciones de 2015 y 2016 a 90 y 85 diputados, respectivamente.
Al igual que en otros países europeos, podemos pensar que se trata del declive de los partidos socialdemócratas que, una vez han conseguido los objetivos para los que fueron creados (y la historia del PSOE es la de un exitoso partido que modernizó España a finales del siglo pasado), los votantes se olvidan de ellos y prefieren a otras opciones políticas que plantean nuevos temas.
Sin embargo, la regresión social a la que asistimos, en un país que no acaba de recuperarse de la crisis, debería presuponer un mayor protagonismo y apoyo a opciones políticas progresistas que abanderan la igualdad como uno de sus valores políticos.
A grandes rasgos, éste es el marco en el que debemos situarnos para comprender el devenir del PSOE en los últimos años. Y hace unos días el PSOE celebró su 39º Congreso Federal que ratificó nuevamente a Pedro Sánchez como su secretario general. La política no deja, habitualmente, opciones para las segundas oportunidades, pero en este caso, le ha brindado al renacido Pedro Sánchez una segunda vida política. Además, ahora viene impulsado por un enorme capital político gracias a la épica de haberse enfrentado al “aparato” -que tenía otra candidata y planteamientos políticos- y alzarse, contra todo pronóstico, con la victoria en las primarias. Por ello, no sólo goza de una segunda oportunidad política, sino personal, al poder crearse una nueva imagen y un nuevo relato, una inédita percepción pública de una historia de coherencia y resistencia.
Pero esto, por sí sólo, no es suficiente para volver a ganar unas elecciones, debiendo afrontar de forma inmediata los siguientes retos que conformarán su hoja de ruta política a corto plazo.
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